7.19.2010

Muro de soledad.

Caminaba por aquél oscuro callejón, los demonios de su pasado oscilaban a su alrededor. La lluvia caía de una manera suave y tranquila, pero a lo lejos retumbaban los rayos de lo que parecía ser una tormenta desgarradora.

Se detuvo. Volteó atrás, al principio del callejón solitario, para darse cuenta que nadie lo seguía.

-Quizás... debería quedarme aquí para siempre -murmuró -total, nadie se daría cuenta.

Se hizo espacio entre unos botes de basura y unas cajas. Se sentó, recargado a la pared y volteó al cielo, admirando las frías y deliciosas gotas de lluvia. Suspiró.

-Nadie se daría cuenta... nadie se acordaría de mí -de sus ojos brotaron las primeras lágrimas -no quiero abandonar mi vida, pero no tengo nada que perder.

Arriba de su cabeza, sus demonios nadaban en círculos, molestándolo, recordándole el porqué se encontraba allí, lamentándose. De su interior brotó un odio reprimido, se levantó de golpe y empezó a destruir las cosas que había a su alrededor.

Cajas, botellas, cartones, lo que fuera, los aventaba hacia la enorme pared del callejón. Aquella furia que guardaba desde tiempo atrás empezó a fluir con gran intensidad, destruyó todo. Las botellas de vidrio las aventaba contra la pared, pisoteaba las cajas para después romperlas en cachitos, vaciaba los botes de basura y luego los pisoteaba y los pateaba. Después de ver todo el desastre que provocó se sintió tranquilo y cayó arrodillado. La lluvia seguía siendo igual de delicada y tranquila, las gotas resbalaban por su cabello y su rostro, como una señal de ternura y delicadeza, se volvió al cielo y miró las grises nubes con una extraña felicidad.

-Nadie se daría cuenta -volvió a murmurar -y con eso tengo para satisfacerme. No tengo porqué seguir exponiéndome al dolor al estar con personas, no lo necesito. Estoy solo y me siento feliz. No necesito de nadie, sólo yo y ésta pared que me protege de todo sufrimiento que me pueda ocasionar lo ajeno. Después de todo... son sólo ladrillos.

Se levantó y siguió caminando por aquel frío y oscuro callejón.

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